¡No te pierdas este jueves la próxima noche de #pianoyvino en Rioluz!
Hoy te contamos un poco más sobre nuestra bodega invitada, Piedras de San Pedro.
Piedras de San Pedro es una bodega ubicada en la Ribera del Duero, concretamente en la localidad de Pesquera de Duero, en Valladolid.
Se fundó en 1999, heredando toda la sabiduría de aquellos padres y abuelos a la hora de elaborar grandes vinos. Esa idea es la que sigue marcando, aún hoy, el trabajo que realizan cada día con un objetivo muy claro, que cada uno de sus vinos destape de manera vívida la tradición viticultora de esta tierra y la esencia absoluta de la Ribera del Duero.
En Pesquera de Duero, a unos 870 metros de altitud sobre el nivel del mar, se sitúan sus viñedos con plantación de modo natural ‘en vaso’, es decir, respetando absolutamente la tierra. Una combinación perfecta para la uva tempranillo, una mezcolanza ideal de taninos con peculiar personalidad, una uva con identidad propia que prevalece, distinta a la del resto de zonas del mundo y que desafía al tiempo.
Sus vinos proceden de racimos seleccionados que nacen y crecen en solitario, elaborados con 100% tempranillo de viñedos viejos – algunos de 1940 – plantados en zona de caminos pedregosos, un paraje remoto, de belleza austera y asilvestrada, las tierras de la actual Milla de Oro de la Ribera del Duero.
El respeto a la naturaleza es lo esencial. Desde las bodegas se respeta de manera estricta la tierra, haciendo una viticultura natural y prescindiendo del uso de fertilizantes químicos para no contaminar, de tal manera que no afecte a la microfauna de la tierra. Las vides no se riegan, para conseguir que su tempranillo tenga un nivel de concentración que, junto a la extraordinaria acidez, permite que los vinos envejezcan lentamente, criados con tiempo y pasión. Además, su proceso manual, de toda la vida. Las uvas se recogen a mano, en pequeñas cestas, para preservar su salubridad, evitando el uso de máquinas y consiguiendo una uva única.
La bodega elabora pensando y cuidando cada detalle, representando unos valores, una delicada artesanía y un esfuerzo constante para alcanzar la excelencia. Por ello se producen unas limitadas 90.000 botellas, abanderando una elaboración artesanal y un cultivo natural con uno de los rendimientos por hectárea más bajos del mundo.